En medio de la vorágine de la vida, Yajaira Machado Cortés brilla como un faro de esperanza. A sus 27 años, esta ingeniera industrial se desempeña con valentía y pasión como paramédico en el Departamento de Rescate Municipal de la Dirección General de Protección Civil. Desde que ingresó en octubre del 2020, ha estado entregando su corazón y alma en la atención de personas en situaciones de emergencia.
Sin embargo, entre todas las proezas que enfrenta diariamente, Yajaira encuentra su mayor desafío en la ardua tarea de equilibrar su rol de madre con su profesión. Los horarios de trabajo del departamento, con turnos de 24 horas durante tres días a la semana, la separan en ocasiones de momentos preciosos junto a su hijo Gael, de tan solo seis años. A pesar de ello, el brillo en los ojos de su hijo al hablar de ella y la certeza de que está ayudando a personas en momentos de angustia le brindan la motivación necesaria para seguir adelante.
“Es bonito y gratificante cuando los pacientes te expresan su agradecimiento o aferran tu mano en la ambulancia, porque en ese instante tú eres su esperanza de vida”, confiesa Yajaira, dejando entrever la enorme responsabilidad y conexión humana que implica su labor como paramédico.
Afortunadamente, en su entorno laboral, Yajaira no ha sentido discriminación ni diferencias debido a su género. Sus jefes, conscientes del valor y la dedicación que aporta, le brindan las mismas herramientas y oportunidades que a cualquier otro profesional.
GRATITUD EN MEDIO DE LA TRAGEDIA
Esta madre valiente y comprometida guarda en su memoria una experiencia que la marcó profundamente: la atención de un hombre que se desvaneció frente a un banco. A pesar de sus esfuerzos incansables por aplicar la Reanimación Cardiopulmonar, lamentablemente, la vida abandonó al hombre.
En un giro conmovedor del destino, Yajaira supo que la esposa del hombre estuvo presente durante esos angustiantes momentos. Pero lo que la dejó perpleja fue recibir una llamada de una amiga del colegio que le reveló que el hombre al que atendió era el padre de esa amiga.
“Ese momento me dejó una sensación muy extraña, porque a pesar de que el hombre falleció, su familia me agradeció por el trabajo que hice en ese momento”, expresa Machado Cortés.
Aunque la tragedia persistía, la gratitud de la familia hacia Yajaira por su incansable trabajo le generó una sensación inusual y compleja de emociones.
Para Yajaira, el Día de las Madres es una hermosa celebración, pero su visión trasciende esa fecha. Ella cree que las madres deberían ser apoyadas y felicitadas durante todo el año.
En el amor incondicional de su hijo y su esposo encuentra la fuerza para seguir adelante. Gael, consciente del papel vital que su madre desempeña en la comunidad, no duda en preguntarle a quién ha ayudado cada día.
Como un faro de inspiración, Yajaira alienta a todas las mujeres que trabajan y no desean ser madres a que persigan sus sueños y metas profesionales con valentía y determinación. No hay límites para el empoderamiento y el éxito personal.