Con el brillo del sol reflejándose en las aguas tranquilas, un esfuerzo vital para revitalizar los ecosistemas acuáticos se puso en marcha. La Secretaría de Desarrollo Rural (SDR) invirtió 1 millón de pesos para repoblar las presas del estado con vida: más de 800 mil alevines de tilapia.
En esta iniciativa de repoblamiento se contemplan diez presas, como Las Vírgenes, Rosetilla, La Boquilla, El Granero y Situriachi, entre otras.
Los embalses habían sufrido bajo el peso de la sequía, su población disminuida por las circunstancias. Ahí radicaba la urgencia de esta iniciativa, un faro de esperanza para el sector pesquero que dependía de estas aguas. La siembra de los alevines era un paso en la dirección correcta, una contribución esencial para el equilibrio de estos ecosistemas y la subsistencia de la industria.
Los alevines, nacidos en un entorno protegido, encontraron un nuevo hogar en las aguas de las presas. Cada uno de estos pequeños seres llevaba la promesa de crecimiento y reproducción, un ciclo que devolvería la vida y el sustento a aquellos que dependían de las capturas. El proceso no se limitaba a un simple traslado; se trataba de una coreografía minuciosa, siguiendo los protocolos de sanidad para asegurar la vitalidad de estas crías y su adaptación en su nuevo entorno.
Fue en la presa La Boquilla donde se unieron autoridades para dar vida a esta iniciativa. Mauro Parada Muñoz, secretario de Desarrollo Rural, caminó junto al alcalde de San Francisco de Conchos, Jaime Ramírez Carrasco, y Arturo Zubía, encargado del área de agricultura de la SDR.
Cada alevín sembrado representaba un eslabón en la cadena de la vida, una inversión en la salud de los cuerpos de agua y en el futuro de aquellos que extraían su sustento de ellos.