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Austin, Texas.– En medio de una creciente polarización en torno a las políticas migratorias a ambos lados de la frontera, la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos Galván, sostuvo un encuentro con el gobernador de Texas, Greg Abbott, en la ciudad de Austin. La agenda oficial incluyó temas como “seguridad fronteriza” y “desarrollo económico”; sin embargo, la reunión se dejó entrever como un alineamiento con posturas políticas marcadamente restrictivas en materia de migración.

AUTONOMÍA ESTATAL PARA DECRETAR DEPORTACIONES
El perfil de Abbott ha estado envuelto en fuertes críticas por su política migratoria de línea dura. La Operación Lone Star, lanzada en 2021,fue señalada por organizaciones civiles como una criminalización de los migrantes mediante arrestos por delitos menores, además de enfrentar demandas por invadir competencias federales.
Más recientemente, la nueva versión de la controvertida Ley SB4, firmada en 2023, otorga a autoridades estatales la facultad de arrestar y deportar a personas migrantes sin intervención federal, lo cual fue impugnado por el Departamento de Justicia por violar la cláusula de supremacía de la Constitución estadounidense.
A estas políticas se suma la práctica de Abbott de trasladar sin aviso previo a migrantes hacia otras ciudades del país, como Nueva York o Los Ángeles, una acción vista por críticos como un uso cínico de la migración con fines políticos.
MARU: “CHIHUAHUA NO SERÁ ALBERGUE”
Por su lado, en enero de 2025, la gobernadora desató polémica al declarar que “Chihuahua no será albergue de migrantes”, luego del desalojo forzado de un campamento improvisado en la capital estatal.
La declaración fue duramente criticada por legisladores y organizaciones sociales que acusaron a Campos de replicar discursos excluyentes y de mostrar una preocupante falta de sensibilidad frente a la crisis humanitaria.