BOMBAZO, el que soltó Arabia Saudita este domingo 2 de abril al anunciar un apabullante recorte a la producción de petróleo en conjunto con algunos (no todos) integrantes de la OPEP+. Esta decisión acrecienta la brecha existente entre el país árabe y la administración de Joe Biden, y resalta la creciente cercanía entre Rusia y el reino saudí (no olvidemos la intrigante cumbre entre cancilleres de ambos países hace menos de un mes).
CARTEL. Arabia Saudita lideró el cartel petrolero al comprometerse con su propia reducción de suministro de 500 mil barriles por día, cifra equiparada por Rusia. Inicialmente Rusia tomó medidas para reducir la producción en marzo, en represalia contra las sanciones occidentales por el conflicto en Ucrania. Ambos mantendrán su producción reducida todo el 2023.
Otros miembros, también se adhirieron, sumando un recorte total de alrededor de 1.15 millones de barriles diarios:
- 🇮🇶 Irak: 211k
- 🇦🇪 Emiratos Árabes Unidos: 144 mil
- 🇰🇼 Kuwait: 128 mil
- 🇰🇿 Kazakstán: 78 mil
- 🇩🇿 Argelia: 48 mil
- 🇴🇲 Omán: 40 mil
- 🇬🇦 Gabón: 8 mil
El anuncio de la reducción de la producción de petróleo se realizó justo un día antes de la reunión del Comité Ministerial de Monitoreo Conjunto de la OPEP, programada para este lunes 3 de abril.
¿POR QUÉ?
PRECIOS. Oficialmente, el Ministerio de Energía saudí explicó que esta es una “medida precautoria destinada a apoyar la estabilidad del mercado petrolero”. En la práctica, la medida es una presión alcista en los precios de crudo: menos producción, mayor precio. Inmediatamente después del anuncio, el precio del petróleo crudo Brent saltó cinco dólares (7%) hasta sobrepasar los $85 dólares el barril. Obviamente, esto se traducirá a un alza en los precios de combustibles.
EVITAR 2008. En marzo, los precios del petróleo cayeron a su nivel más bajo desde diciembre de 2021, en $70 dólares, ante el temor del desplome bancario en Estados Unidos (EE.UU). De acuerdo con analistas, el cartel petrolero quiere evitar una repetición del 2008, cuando la crisis financiera derribó los precios del petróleo de $140 dólares a $35 dólares el barril. Con esta medida, esperan que China, con su crecimiento acelerado, rescate la demanda pero ya con precios superiores.
INFLACIÓN. Los altos precios de energéticos del año pasado a raíz de la operación militar de Rusia en Ucrania generaron presión inflacionaria, que a su vez puso presión sobre la economía familiar, algo bastante sentido particularmente en EE.UU que tuvo elecciones intermedias donde dominó el tema de la inflación. El aumento en los precios del petróleo después del anuncio del domingo posiblemente podría poner más presión sobre la inflación, aumentando el riesgo de una recesión en la segunda mitad del año.
RUSIA. El ganador más obvio de esta medida es Rusia. Las sanciones unilaterales de EE.UU y sus satélites no han logrado su cometido de colapsar la economía, y el sistema financiero ruso ha desarrollado cierta inmunidad a estas medidas desde el 2014. Un alza en los precios de crudo abastecerá la petro-economía rusa e hinchará los cofres gubernamentales mientras EE.UU y Occidente agonizan.
CHOQUE ENTRE ARABIA SUADITA Y EE.UU
ALIADOS DISTANTES. Desde el año pasado, las relaciones entre Arabia Saudita y EE.UU han sido tensas debido a que los esfuerzos de la Casa Blanca para persuadir al reino de incrementar su producción no fueron fructíferos. En medio se atravesó un desagradable juicio civil por el asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi; juicio en el cual EE.UU se mostró reacio a otorgar inmunidad al soberano saudí, Mohamed bin Salmán.
FRACASO. Joe Biden realizó un controvertido viaje a la región en julio pasado. Tuvo una tensa reunión con el taimado príncipe heredero bin Salmán, pero no logró ningún compromiso. Luego, en octubre, la OPEP+ hizo un recorte explosivo de alrededor de 2 millones de barriles al día justo unas semanas antes de las elecciones intermedias en EE.UU. En esa ocasión, Biden prometió que habría “consecuencias” para Arabia Saudita, pero la administración no tomó medidas.
DISGUSTO. El domingo, la Casa Blanca dijo que la decisión de la OPEP+ de reducir la producción de petróleo no era aconsejable en las condiciones actuales del mercado. La administración de Biden también dijo que EE.UU trabajará con actores de mercado para injerir en los precios de la gasolina a favor de los consumidores estadounidenses.
PRODUCCIÓN PETROLERA COMO ARMA GEOPOLÍTICA
HUGO CHÁVEZ. Suprimir o elevar la producción petrolera ha funcionado como arma geopolítica para castigar o premiar a selectos países productores, dependiendo en la coyuntura global. Por ejemplo, en 2013, EE.UU tuvo un impresionante boom en producción debido a que pudo “liberar” petróleo y gas de formaciones de esquisto a través del fracking. Ese 2013 falleció Hugo Chávez, líder formidable en la arena internacional quien siempre mantuvo una línea firme al interior de la OPEP de mantener precios altos, algo que le daba rentabilidad política doméstica y margen de maniobra geopolítica.
GUERRA HÍBRIDA. Al fallecer Chávez, EE.UU puso en sobremarcha sus diseños de guerra híbrida contra Venezuela, lo que incluía la guerra económica. En su momento, el Presidente Obama y el Departamento de Estado de Hillary Clinton convencieron a Arabia Saudita de aumentar la producción y bajar los precios. El resultado fue un estrepitoso desplome en el precio del petróleo.
RUSIA Y BRASIL. La jugada en ese entonces no solamente fue en contra de Venezuela, que entró en una aguda crisis política y económica a raíz del derrumbe del precio del petróleo. También fue un ataque frontal en contra de Rusia y Brasil. Con una economía dependiente de los combustibles fósiles, por cada dólar que caía el precio del petróleo, Rusia perdía miles de millones. La espiral descendente en los precios, al igual que las sanciones contra Rusia por su reunificación con Crimea, provocaron una crisis financiera en el país euroasiático que duró hasta 2016. De igual modo, la supresión artificial de precios de crudo llevó a Petrobras a un atolladero paralizante justo cuando estaban a punto de explotar las masivas reservas de petróleo pre-sal en sus costas. La crisis económica brasileña de 2014 fecundó las condiciones para el desgarre político interno que culminó en el golpe de estado parlamentario-judicial contra Dilma Roussef. Todo bajo el auspicio de Washington.
ARMA GEOPOLÍTICA. Todo esto para decir, la utilización de los precios del crudo para fines políticos y su instrumentalización contra naciones enemigas, no es nada nuevo. Lo novedoso es que Estados Unidos se encuentra del otro lado del barril (por así decirlo), y esta vez quien fue un inflexible aliado, Arabia Saudita, se encuentra más distante que nunca, al lado del rival número uno del hegemón: Rusia.