bolivia fernandez arce

(Publicado originalmente el 20 de octubre del 2020)

La aplastante victoria de la izquierda en Bolivia marca una etapa de reacomodo de alianzas regionales, control de recursos estratégicos y correlación de fuerzas en América Latina

FRENO A LA RESTAURACIÓN CONSERVADORA

MULTIPOLARIDAD VS HEGEMONÍA. El proyecto hegemónico de Estados Unidos en Latinoamérica sufrió un grave revés con la victoria del Movimiento Al Socialismo en Bolivia. El triunfo de Luis Arce este pasado domingo 18 de octubre fortalece en la región los lazos del emergente bloque multipolar internacional durante un momento crucial a nivel planetario por el reacomodo de fuerzas geopolíticas y la reorganización de la economía global.

El anuncio de “Lucho” Arce de normalizar relaciones con China y Rusia pega duro contra el plan de EUA de mantener a América Latina bajo su esfera de influencia — su “patio trasero“, como es costumbre que se refiera a la región.

Luego de un retroceso territorial de gobiernos contra-hegemónicos y progresistas, parece ser que la ola de restauración de gobiernos sometidos a Washington llegó a un límite. Además, la victoria del MAS en Bolivia da aliento a las fuerzas progresistas en Ecuador y Chile, donde la resistencia social contra medidas neoliberales y gobiernos de derecha puede desbocar en triunfos electorales de las izquierdas en 2021.

El bloque contra-hegemónico en América Latina se consolida con Bolivia, Venezuela, Argentina, Nicaragua, Cuba y México. Juntos harán frente al Grupo de Lima, quien cartelizó su política exterior al servicio de Washington.

CONFORMANDO UN EJE MULTIPOLAR EN AMÉRICA LATINA

Por otro lado, tanto Bolivia como Argentina anunciaron su intención de rescatar a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) del abandono. “Tenemos que reconstituir el UNASUR, donde cada pueblo de América Latina esté representado más allá de lo ideológico”, indicó el presidente de Argentina, Alberto Fernández. Evo Morales añadió que ya conversaron con Fernández sobre el retorno de la UNASUR; “Cuando funcionaba el UNASUR Latinoamérica no necesitaba a la OEA“, puntualizó.

El Grupo de Lima intentó desarticular UNASUR y la dio por muerta, frenando los procesos de integración de América del Sur y optando por el modelo entreguista de la OEA. Ecuador, sede de UNASUR, salió de la organización y clausuró su edificio en Quito, pero con la posible victoria de la izquierda con Andrés Arauz en Ecuador este 2021, y las anunciadas intenciones de retomar esta propuesta de integración suramericana, se reactivará otro polo contra-hegemónico en el hemisferio.

EJE BUENOS AIRES-CIUDAD DE MÉXICO. Tras las elecciones bolivianas, el nuevo eje progresista entre México y Argentina sale fortalecido. Ambos gobiernos dieron refugio a Evo Morales y Álvaro García Linera luego de su destitución forzada el pasado noviembre del 2019.

Asociados formalmente a través del Grupo de Puebla, su accionar será clave en la consolidación del bloque para contrarrestar la injerencia política y militar de Estados Unidos en América Latina y el Caribe. Juntos proporcionaron una válvula de escape para mitigar presiones a Venezuela en puntos clave desde el 2018, además de respaldar la democracia en Bolivia ante un evidente golpe de estado.

En este sentido, el pasado 9 de octubre, Argentina y México firmaron a través de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) un acuerdo para crear la Agencia Espacial Latinoamericana y del Caribe.

“A mayor cohesión en América Latina y del Caribe, mayor autonomía relativa y mayor posibilidad de negociación en el mundo. Es un tema geopolítico y estratégico“, acotó el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, indicando la intención de cooperar entre ambos países para generar mayor margen de maniobra geoestratégica para el eje Buenos Aires-Ciudad de México.

LA CELAC DESPLAZA A LA OEA

COMUNIDAD VS COLONIALIDAD. No es casualidad que esta iniciativa de soberanía tecnológica y cooperación científica se diera en el marco de la CELAC: la política exterior de México se ha encaminado a desplazar a la Organización de Estados Americanos (OEA) con la CELAC como principal foro regional para temas latinoamericanos.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador tuvo fuertes desencuentros con Washington y el Grupo de Lima en el seno de la OEA durante las crisis políticas en Venezuela y Bolivia. Afirmando su política exterior no-injerencista, México está lógicamente enfrentado con la OEA, o el Ministerio de las Colonias, como la calificó Fidel Castro, ironizando cómo esta organización es utilizada por EUA para administrar la región como instrumento colonial.

Al tomar posesión de la Presidencia Pro-Tempore de la CELAC a principios del 2020, el canciller mexicano Marcelo Ebrard indicó que uno de los objetivos de México sería fortalecer a la CELAC como mecanismo de cooperación regional, puntualizando explícitamente que dejaría de lado la OEA y el Grupo de Lima.

Es por ello que al asumir control de la política exterior luego del golpe de estado contra Evo, el gobierno de facto boliviano cesó su participación en la CELAC y advirtió que podría salir de esta organización. Un día después de la victoria del MAS en las elecciones presidenciales, México, como líder de la CELAC, invitó a Bolivia a reactivar su participación en este foro para “seguir fortaleciendo la integración latinoamericana y caribeña”.

Aunando al desprestigio de la OEA luego de la criminal debacle que causó acusando fraude en las elecciones que ganó Evo en 2019, el triunfo del MAS este 2020 con más de la mitad de los sufragios es otro clavo más en el ataúd de esta organización.

Causó grave descrédito a la OEA ser desmentida sistemáticamente con evidencia estadística por académicos serios, además de que la parcialidad de su presidente, Luis Almagro, al estilo del más virulento ideólogo, le resta aún más seriedad a la OEA en el ámbito internacional.

El retorno de la democracia a Bolivia y la reinstauración de un aliado regional fortalece a fin de cuentas la apuesta de México de desplazar la colonialidad de la OEA con la comunidad de la CELAC.

LA ECONOMÍA DE LA CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

LITIO y GEOECONOMÍA. La transformación estructural de la economía global hacia una especie de capitalismo verde trae consigo variaciones en la demanda de recursos estratégicos, lo que significa nuevos focos de importancia geoeconómica y competencia geopolítica. Como potencia minera, Bolivia es uno de estos epicentros, ya que cuenta con importantes reservas de litio, cobre y gas, tres de los principales cimientos de la nueva economía mundial.

El litio es esencial para la producción de autos eléctricos, teléfonos celulares y baterías eléctricas, por lo que su control al largo plazo es estratégico para las potencias internacionales. Más de la mitad de todos los dispositivos móviles tienen litio, mientras las baterías eléctricas de litio son omnipresentes en aparatos electrónicos. Además, el litio tiene usos militares como aditivo en propulsores o como combustible para torpedos y misiles, incluso en la fusión nuclear.

El golpe de estado contra Evo Morales fue en gran parte propiciado por intereses económicos que ambicionan controlar lo que en su momento fueron el 70% de las reservas mundiales conocidas de litio (desde entonces, el litio en Sonora, México, ya superó al de Bolivia como la mayor reserva conocida).

Bolivia aplicó un esquema de control estatal de la industria del litio, pero en la producción de baterías de litio se abrió a la cooperación estratégica con socios privados de China y Alemania, desplazando a Estados Unidos y Reino Unido quienes manifestaron su interés en acceder al litio boliviano.

En medio de la tensión poselectoral el 3 de noviembre del 2019, el gobierno de Bolivia canceló el contrato de 2 mil millones de dólares con Alemania, alegando injerencia alemana y dejando a China como único socio extranjero. Dos semanas después se consumó el golpe de estado en el país.

La elección de un gobierno socialista y anti-imperialista asegura que el estado recuperará control de la cadena de producción de litio, ahora con la experiencia y pericia de ser víctimas del primer “golpe de litio” (lithium coup) en la historia.

Bolivia continuará impulsando sus ambiciones en esta industria de la mano con China, presentando una oportunidad de profundizar el alcance de la Nueva Ruta de Seda en América Latina. Anteriormente, en un acto de balance geoestratégico, Bolivia escogió a Alemania como socio, pero ante la mala experiencia del golpe, es improbable que Bolivia vuelva a invitar a Alemania, además de que se descarta la entrada de aliados estadounidenses e importantes actores mineros como Canadá, Australia y Reino Unido.

Por otro lado, el veto a Alemania genera una oportunidad para Rusia, quien presionó a Bolivia para invertir en la industrialización y comercialización del litio cuando el país andino optó por socios alemanes. Con la disputa entre Rusia y Alemania por el suministro de gas ruso a Europa occidental bajo el proyecto Nord Stream 2, la situación boliviana se presta a que Rusia desplace a Alemania en una inversión estratégica como los alemanes lo hicieron con este mega-proyecto gasífero.

Además del litio, Bolivia posee reservas importantes de cobre y gas natural, que también son las bases de la nueva economía planetaria. La demanda del cobre está pronosticada a aumentar de manera exponencial por ser materia prima clave en la elaboración de nuevas tecnologías y energías verdes. El gas natural incrementará su participación en la mezcla mundial de energías mientras las economías nacionales reducen su dependencia en el petróleo y el carbón.

Es por ello que Bolivia, de ser históricamente unos de los países más pobres de America Latina pasará a ser una potencia geoeconómica regional, con un arsenal de recursos naturales estratégicos integrados a las reorganizadas cadenas de producción del nuevo orden multipolar liderado por Rusia y China.

Twitter: @HuizarTony

www.huizar.info

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