Las luces de la ciudad de Madera se desvanecían en la penumbra de la madrugada, mientras una operación conjunta se desplegaba en las calles. Elementos de la Agencia Estatal de Investigación, la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, la Guardia Nacional y la Secretaría de la Defensa Nacional se encontraban en alerta, conscientes de que la oscuridad a menudo esconde secretos inquietantes.
En el tranquilo barrio de Lienzo Charro, dos vehículos se erigían silenciosamente, como testigos mudos de una situación clandestina que estaba a punto de develarse. Al percatarse de la presencia policial, cuatro personas que se encontraban junto a los automóviles, tomaron una decisión precipitada: huir a pie, desvaneciéndose en las sombras de la noche.
Sin embargo, las sospechas ya estaban sembradas y los agentes no se detuvieron. Se acercaron con cautela a los vehículos abandonados, dispuestos a revelar los secretos que estos guardaban. Los dos automóviles, un Chevrolet Tahoe del año 2006 y otro Chevrolet Tahoe del año 2005, de placas extranjeras, parecían transportar más que simples objetos.
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INCREIBLE ARSENAL DE AK-47s y R-15s
Al abrir las puertas, el asombro invadió a los agentes. En los asientos delanteros y traseros, los elementos de seguridad descubrieron un impresionante arsenal de armas de alto poder: siete AK-47 y cuatro R-15, todas ellas cargadas y listas para ser utilizadas. Los cargadores abastecidos con cartuchos de diferentes calibres aumentaban la inquietante sensación de peligro.
En el vehículo de 2006, los agentes de seguridad encontraron además 23 cargadores desabastecidos de calibre 7.62 x 39 en el maletero, mientras que en el vehículo de 2005, hallaron 20 cargadores, incluidos tres cargadores de disco desabastecidos con una capacidad asombrosa de 100 cartuchos cada uno.
El inventario de armamento y municiones — impresionante: un total de 1265 cartuchos útiles, entre los cuales predominaban 901 del calibre 7.62 x 39 y 4 del calibre 5.56 x 45. Junto a las armas y municiones, había 55 cargadores en total, lo que sugería que aquellos vehículos tenían un siniestro propósito que iba más allá del uso cotidiano.
Todo el material incautado, incluidos los dos vehículos, fue asegurado y entregado a la Fiscalía General de la República en sus instalaciones en Cuauhtémoc, que ahora se encargaría de dar seguimiento a las investigaciones.