El nuevo presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, tomó juramento de su cargo en la madrugada de este lunes ante el líder del Congreso de la República, Samuel Pérez, en una ceremonia que se llevó a cabo con más de 10 horas de retraso.
Tras su juramentación, Arévalo ofreció su primer discurso como mandatario en el cual resaltó la fortaleza de la democracia guatemalteca que resistió “mediante la unidad y la confianza” los intentos de varios sectores políticos del país de que no asumiera el cargo.
El nuevo jefe de Estado agradeció a la comunidad internacional que le expresó su apoyo. Agregó que este respaldo fue “fundamental para el éxito de los esfuerzos emprendidos por la sociedad guatemalteca en defensa de sus instituciones democráticas y la preservación del estado de derecho”.
Resaltó que el pueblo guatemalteco demostró “sabiduría” y el Tribunal Supremo Electoral y la Corte de Constitucionalidad protegieron el “deseo soberano” de “vivir en democracia”.
GOBIERNO SALIENTE INTENTÓ GOLPE DE ESTADO
La administración saliente de Alejandro Giammattei fue caracterizado por escándalos de corrupción y acciones judiciales contra opositores. Resaltan los esfuerzos de la Fiscalía para evitar la investidura de Arévalo, acusaciones falsas de fraude electoral y acciones para retirar la inmunidad al presidente electo.
El oficialismo guatemalteco, liderado por la fiscal general Consuelo Porras, impulsó diversas maniobras, incluyendo alegaciones de fraude y allanamientos, pero enfrentó resistencia interna y advertencias de la comunidad internacional que respaldaron los resultados electorales de Arévalo.
Las críticas surgieron, especialmente entre las comunidades indígenas y sectores que ven el cambio de poder como la victoria de Arévalo en su lucha por la democracia. Grupos movilizados frente al intento de golpe de Estado del Ministerio Público permanecieron frente a su sede durante la toma de posesión del Presidente Arévalo, esperando el traspaso de mando y destacando la importancia de la defensa de la democracia en el país.