
Tromba de Obsidiana
Luis Andrés Rivera Levario. Vocero de Salvemos los Cerros de Chihuahua.
A continuación, vamos a conocer un poco del principal monumento natural de la ciudad capital del Estado de Chihuahua: la montaña que lleva por nombre “Cerro Grande” y que aparece en el escudo del municipio y de la entidad federativa, así como en los recuerdos y memoria de la gente trabajadora de la ciudad norteña que hoy más que nunca exige respeto al territorio para poder vivir con dignidad en un futuro próximo. Vamos a conocer para amar, y a enamorarnos de nuestra tierra para poder cuidarla y defenderla.

I
El Cerro en cuestión es un macizo volcánico formado hace millones de años, que gracias a la erosión del viento y la lluvia, la naturaleza ha tallado cárcavas y microcuencas para la captación de agua. Por esta razón todavía existen manantiales entre sus lomas y jorobas, algunos de los cuáles forman parte de la imaginación y la mística chihuahuense, tanto en tiempos pasados —cuando se dijo que era un volcán de agua que inundaría el sur de la ciudad— como en la actualidad, cuando exploradores y familias se aventuran a visitar las cuevas donde se guarda el agua en medio del calor del semi-desierto.
El ecosistema que lo cubre está catalogado en su totalidad por la Comisión Nacional Forestal como suelo forestal de zona árida, es decir, no es un bosque maderable, pero las especies que lo cubren son plantas nativas propias de la vegetación adaptada al difícil clima de la región. Entre mezquites, flores de san pedro, biznaguitas, encinos chihuahuenses y más, habitan serpientes, aguilillas, pecaríes, ardillones, zorros y muchas otras especies. Sin duda, un sitio de gran valor ambiental.
II
En la historia de la región, este cerro recibió el nombre de “Urrutia” cuando los pueblos originarios fueron derrotados militarmente por la colonización hace poco más de un par de siglos. Entonces la tierra y la vida se volvieron mercancía para los dueños del poder y del dinero. En la zona se instaló una hacienda de beneficio de mineral; incluso se llegó a extraer metales del cerro por medio de una mina llamada La Colorada, que todavía es visitada por algunos arriesgados curiosos (no se recomienda). El arroyo de La Manteca proveía agua a este emprendimiento. Hoy es sorprendente imaginar algo así.
Con el paso de guerras y revoluciones, su estratégica elevación fue clave para los distintos grupos políticos en pugna. Todavía hoy se miran fotos de los guerrilleros de Pancho Villa apostados en las faldas del Cerro Grande, listos para ganarle la guerra a los terratenientes. Así fue que este lugar se volvió un ícono histórico, al punto de que los encargados de diseñar el escudo de Chihuahua decidieron impulsar la imagen de la montaña para que los chihuahuenses nos identificáramos con ella.
III
En la época contemporánea han sido diversos los movimientos socioambientales que se han dedicado a la preservación del paisaje y del entorno de nuestros íconos. Aquí hay que mencionar también al Cerro Coronel Guaguachic, debido a que a finales de la década de 1990, ciudadanas y ciudadanos de diversas profesiones alzaron la voz para impedir el establecimiento de ciertas obras en estos cerros. Aunque en el caso de las antenas y del mirador del Coronel no se logró evitar el daño, se cuenta que un hotel proyectado a las faldas del Arewakawi sí pudo ser frenado.

Posteriormente, la instalación de una gasolinera en el año 2019 volvió a encender las alertas ciudadanas. Aquí fue cuando el movimiento Salvemos los Cerros de Chihuahua, junto con otras organizaciones de la sociedad civil, impulsó una estrategia de audiencias públicas, las primeras de su tipo, para que las autoridades escucharan al pueblo de Chihuahua y su clamor de protección de su monumento. A pesar de que los funcionarios se comprometieron, de que hubo un exhorto del Congreso del Estado votado de forma unánime, de que se pagaron decenas de miles de pesos para estudios elaborados por la UACH, la declaratoria como área natural protegida sigue pendiente al día de hoy.
IV
Arewakawi significa, según Enrique Servín, el guardián de la palabra que en paz descanse, “Montaña de las almas” en el idioma Rarámuri. En ella hay anécdotas, descansan cenizas y seres queridos, rincones, recuerdos, historias, leyendas. Las almas que la habitan llenan de emoción y maravillas la vida de quienes saben escucharlas y mirar en los detalles más sutiles para encontrar las sorpresas hermosas que tiene la vida. Se han realizado conciertos, manifestaciones, caminatas, protestas, estudios, peritajes… y se seguirán realizando más.
En el año 2024, la Agencia de Seguridad Energética y Ambiental (ASEA) impuso una multa de más de 6 millones de pesos con el folio ASEA/USIVI/DGSIVOI/112/2025. Esta resolución demostró lo que la gente y activistas de Chihuahua han venido diciendo durante años: es un suelo que no debe urbanizarse, por su gran valor para el ecosistema, los servicios ambientales como la captación de agua, el paisaje y su relevancia cultural. En este presunto acto de corrupción se entrelazan los gobiernos locales y estatales. La lucha legal todavía no acaba. Y a pesar de que aún no se ve la hora de la declaratoria de protección, esta sanción deja un poderoso mensaje para cualquier inversionista o autoridad:

El Cerro Grande no se toca.
Fotos de:
Juan Pablo Ruiz Soto
Raul Fernando Pérez Lira
Ruben Reyes
SLC