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Por: Josselyn Enriquez

Chihuahua, Chih.- Desde la capital del Chihuahua surge Nortejiendo, un colectivo artístico que ha encontrado en el arte una herramienta para hablar de los problemas sociales y ambientales que enfrenta la ciudad. Sus obras, que combinan instalaciones en espacios públicos y privados, buscan no solo sensibilizar, sino también abrir conversaciones urgentes sobre la relación con el entorno.

En su reciente proyecto Tejidos del Entorno, la agrupación llevó a cabo una exposición en el espacio independiente Armónico, un lugar impulsado por el artista Ed Maverick. El objetivo de este espacio es dar cabida al arte libre de las restricciones institucionales y abrir camino a propuestas locales que conectan directamente con la comunidad.

La muestra multisensorial, giró en torno al Río Chuvíscar e incluyó estudios de campo, experimentación textil, esculturas, mapas sonoros y registros visuales. Todo ello para trasladar al público a una experiencia que no solo estimula los sentidos, sino que también invita a reflexionar sobre la grave contaminación y el deterioro ambiental que enfrenta este cuerpo de agua.

Históricamente, el Chuvíscar ha sido esencial para el desarrollo de Chihuahua: desde la época prehispánica alimentó tierras agrícolas, abasteció comunidades y moldeó el crecimiento urbano. Hoy, sin embargo, enfrenta graves desafíos. Descargas industriales sin tratar, basura acumulada y aguas negras lo han convertido en un cauce donde abundan los olores desagradables, el estancamiento y la pérdida de oxigenación. Aunque se han construido presas como Chihuahua y Chuvíscar para su control, los periodos de sequía reducen drásticamente su caudal, comprometiendo tanto sus funciones ecológicas como sociales.

En entrevista con FuenteInfo, integrantes de Nortejiendo explicaron que la experiencia de trabajar con los estudios del río fue tan reveladora como dolorosa: “Sabíamos que íbamos a encontrar contaminantes, pero ver los resultados confirmados por parámetros técnicos fue un golpe fuerte. Nos dio certeza en lo que intuíamos al ver y oler el agua, pero también tristeza, ansiedad y alarma”, compartieron.

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Nortejiendo considera que esta investigación es apenas la primera fase. Su siguiente paso será socializar la información y convertirla en una herramienta para generar conciencia, debate e incluso acciones legales, ya que los análisis están certificados por la Entidad Mexicana de Acreditación, lo que permite usarlos en denuncias o procesos jurídicos.

La dimensión artística de la exposición también fue contundente. Entre las piezas más llamativas destacan esculturas con grandes rostros cuyas miradas guardan cápsulas con muestras de agua y residuos recolectados durante meses. A su alrededor, materiales como aluminio, plásticos, llantas y madera reflejan la huella del consumo y la contaminación.

El escenario de referencia para muchas de estas piezas es la unión de los ríos Sacramento y Chuvíscar, a los pies de la Sierra de Nombre de Dios y cerca de sus grutas. Un paisaje natural que podría ser un atractivo turístico, pero cuyo valor se ve ensombrecido por el color oscuro del agua, los olores fétidos y la acumulación de basura. A ello se suman las descargas de la papelera COPAMEX, los desechos domésticos clandestinos y la presencia de ganado en las orillas, todo lo cual eleva los niveles de sólidos, grasas y parásitos a un grado que hace imposible cualquier actividad recreativa.

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Con Tejidos del Entorno, Nortejiendo no solo construye una propuesta estética, sino también un llamado urgente a atender la crisis ambiental de los ríos que atraviesan Chihuahua. El arte, en este caso, se convierte en un puente entre la sensibilidad y la acción ciudadana.