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Tromba de Obsidiana

Luis Andrés Rivera Levario. Vocero de Salvemos los Cerros de Chihuahua.

El reciente aumento en las tarifas del transporte público no solo golpea el bolsillo de estudiantes y trabajadores: también es una medida regresiva desde el punto de vista ambiental. Subir el camión cuesta más, y con ello, también se encarece el derecho a un aire limpio y a una ciudad más habitable.

Sin previo aviso ni consulta pública, el gobierno estatal impuso un aumento de tarifas: el Bowí pasó de 10 a 12 pesos, y los camiones alimentadores de 12 a 15 pesos. Un incremento así, realizado de golpe y sin transparencia, refleja una política que desconoce las condiciones de vida de la mayoría de la población que depende del transporte público para estudiar o trabajar.

El incremento de tarifas al transporte público tiene efectos ambientales directos. Al reducir la accesibilidad económica al sistema, se desincentiva su uso y se incentiva el transporte motorizado privado, lo que provoca un aumento de emisiones contaminantes, mayor consumo de combustibles fósiles y un deterioro acelerado de la calidad del aire urbano.

En una ciudad que, según los datos de la consulta pública por la contingencia atmosférica, tuvo más días de mala calidad del aire en 2024 que de buena, y que además carece de áreas naturales protegidas urbanas y de un plan integral de movilidad sustentable, esta medida profundiza la crisis ambiental y climática local.

El transporte público debería ser parte de la solución, no del problema. Un sistema eficiente, accesible y bien gestionado reduce el uso del automóvil privado, mejora la salud pública y contribuye a mitigar el cambio climático. Pero en lugar de avanzar hacia un modelo de movilidad colectiva, el gobierno y los concesionarios insisten en políticas que castigan a quienes menos tienen y tratan el transporte como un negocio más.

Cada aumento injustificado es una decisión que agrava la desigualdad y la contaminación.
Defender un transporte público digno y accesible también es defender el medio ambiente, la justicia social y el futuro común.