Bertha Estela Muñetón Galindo

ESTELA MUÑETÓN

En México hablamos mucho del “futuro digital”, pero pocas veces nos detenemos a ver quiénes realmente están pudiendo entrar en él. A nivel nacional, la agenda pública suele centrarse en infraestructura, conectividad o inteligencia artificial, pero casi nunca en aquello que determina si los niños, niñas y adolescentes pueden ejercer sus derechos en línea, la educación digital con enfoque humano. No basta con tener dispositivos, necesitamos formar a una generación capaz de comprender, cuestionar y construir en un entorno que cambia todos los días.

El analfabetismo digital, aunque muchos lo minimicen, es hoy uno de los factores que más profundiza desigualdades, así como la falta de empatía y autoestima en las nuevas generaciones.

Cuando un adolescente no entiende las plataformas educativas porque no están adaptadas a su lengua, cuando una joven migrante no encuentra recursos digitales pensados para su realidad o simplemente no tiene el amor propio suficiente gracias a las plataformas, el país pierde talento, voz y participación. Hablar de educación digital es también hablar de justicia social.

A esta falta de acceso se suma un problema igual de grave, la falta de empatía en el entorno digital. Las plataformas han normalizado formas de interacción que deshumanizan, aceleran y simplifican a los jóvenes.

Lo vemos todos los días en comentarios agresivos, en la presión por “ser perfecto”, en la exigencia de inmediatez. Cuando las redes enseñan a mirar al otro como un avatar y no como una persona, sembramos una cultura que después se replica en las escuelas, en la familia y en la vida pública.

Por eso, el reto es doble. Necesitamos garantizar que la niñez y juventud aprendan a usar las herramientas digitales, pero también enseñarles a usarlas con responsabilidad, con pensamiento crítico y con sensibilidad humana. Si solo formamos usuarios funcionales pero no ciudadanos digitales, perpetuamos las mismas violencias que decimos querer combatir.

Hoy, que la conversación nacional gira alrededor de la tecnología y el papel del Estado en la innovación, es necesario recordar que la verdadera modernidad no es tener más plataformas, sino más personas capaces de usarlas para participar, aprender, protegerse y transformar su comunidad. La educación digital debe ser una política pública prioritaria, no un lujo voluntario.

Bertha Estela Muñetón Galindo es una joven de 17 años, promotora de la educación digital con enfoque en derechos de niñez y juventud. Impulsa proyectos locales de participación, liderazgo y alfabetización digital en Chihuahua.

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