Los sucesos trágicos que transcurrieron el 11 de junio de 2023 en un hogar anclado en la colonia Granjas Cerro Grande, en la ciudad de Chihuahua. Francisco Agustín C. O. habría albergado la oscura intención de segar la vida de su compañera sentimental.

La violencia se desató con una ferocidad abrumadora, mientras las llamas consumían el recinto, orquestadas por un incendio que devoró el inmueble. La víctima, sometida a una doble condena de agresión física y quemaduras, enfrentó un tormento inimaginable.

El hilo conductor de la investigación, inquebrantable en su búsqueda de la verdad, condujo a un punto de inflexión el 9 de agosto. En ese día, las garras de la justicia se cerraron en torno al imputado. Los miembros de la Agencia Estatal de Investigación lo aprehendieron con una orden que llevaba la marca de su destino. Conducido ante la autoridad, el escenario de la audiencia se convirtió en un crisol donde la imputación se presentó en toda su contundencia.

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DICTAN PRISIÓN PREVENTIVA

En el umbral de la sala del tribunal, el Juez de Control del Distrito Judicial Morelos asumió su papel como árbitro de la equidad. Su análisis meticuloso, tejido con los hilos de los antecedentes presentados por la representación legal, dictaminó el destino del imputado.

Francisco Agustín C. O. se vio enfrentando la espada de Dámocles de la justicia: un proceso penal, un sendero que se despliega bajo el peso ineludible de la prisión preventiva, un símbolo de cautiverio en el Cereso.

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La Fiscalía recordó que la presunción de inocencia se alza como un bastión indeleble. El imputado, Francisco Agustín C. O., yace bajo el manto protector de esta premisa, en tanto la autoridad judicial no emita su veredicto final. Esta noción, arraigada en las leyes y regulaciones actuales, se cristaliza en el artículo 13 del Código Nacional de Procedimientos Penales, en el cual se establece que la declaratoria de culpabilidad o inocencia solo puede ser conferida por la voz de la justicia.