En el tranquilo Distrito Judicial Benito Juárez, la sala de un Tribunal de Enjuiciamiento se llenó de tensión el pasado lunes. Álvaro A. S., un hombre de 38 años, aguardaba el veredicto que cambiaría su vida para siempre. El agente del Ministerio Público de la Fiscalía de Distrito Zona Occidente había presentado pruebas sólidas que lo señalaban como culpable de dos terribles crímenes: violación agravada y abuso sexual.

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El lunes de la semana anterior, el tribunal finalmente dictó su sentencia: 42 años de prisión. Álvaro A. S. fue declarado penalmente responsable de los horribles actos que cometió contra su joven víctima, un niño de tan solo 9 años de edad. Los detalles de los abusos eran estremecedores: ocurrieron en su automóvil, en un solitario camino que conduce desde el Libramiento Sur al campo menonita número 1-A, así como en una finca abandonada en la ciudad de Cuauhtémoc.

La investigación ministerial fue minuciosa y contundente, revelando que los terribles sucesos tuvieron lugar durante la segunda mitad de diciembre de 2019 y enero de 2020. Finalmente, la justicia le alcanzó en noviembre de 2021, cuando fue detenido por elementos de la Agencia Estatal de Investigación, cumpliendo con una orden de aprehensión.

La sentencia no solo implicaba una larga condena tras las rejas, sino que también llevaba consigo una carga económica significativa. Álvaro A. S. fue obligado a pagar la cantidad de 57 mil pesos como reparación del daño en favor de la víctima, una pequeña luz de esperanza en medio de una historia tan oscura.

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